Descripción
Las cigalas vivas (Nephrops norvegicus) son crustáceos decápodos de la familia Nephropidae, ampliamente valoradas en la gastronomía por su carne firme y su sabor delicado. Su hábitat natural se encuentra en fondos marinos fangosos del Atlántico nororiental y el mar Mediterráneo, donde habitan en madrigueras a profundidades que pueden variar entre los 20 y los 800 metros.
Características físicas y biológicas
Las cigalas presentan un cuerpo alargado y segmentado, de color rosado anaranjado, con una serie de espinas en el caparazón. Su longitud varía entre 10 y 25 cm, dependiendo de la edad y el entorno en el que se desarrollen. Poseen dos pinzas prominentes y asimétricas, siendo una más grande que la otra, utilizadas tanto para la captura de alimento como para la defensa. Sus ojos son de color negro y sobresalen, lo que les proporciona una excelente visión en la oscuridad de los fondos marinos.
Desde el punto de vista biológico, las cigalas son animales bentónicos, lo que significa que pasan la mayor parte del tiempo en contacto con el sustrato marino. Su dieta se compone principalmente de pequeños moluscos, gusanos y otros invertebrados. Son especies de crecimiento lento y presentan un proceso de muda en el que reemplazan su exoesqueleto a medida que crecen.
Métodos de captura y conservación
Las cigalas se capturan mediante nasas y arrastre de fondo, siendo este último el método más utilizado en la pesca comercial. La calidad del producto depende en gran medida de la rapidez con la que se extraen del mar y de las condiciones en las que se almacenan posteriormente. Para su comercialización en estado vivo, es fundamental mantenerlas en un ambiente con niveles de oxigenación adecuados y una temperatura controlada de entre 4 y 8 °C.
Durante el transporte, se utilizan sistemas de empaquetado que garantizan su supervivencia hasta su destino final. Normalmente, se emplean cajas de poliestireno con separadores y un sistema de refrigeración con geles fríos que evitan cambios bruscos de temperatura y mantienen la humedad necesaria.
Calidad y frescura en la comercialización
Uno de los principales indicadores de frescura en las cigalas vivas es su nivel de actividad. Un ejemplar sano y recién capturado se moverá con rapidez y tendrá las pinzas erguidas. Si la cigala muestra letargo o ausencia de reflejos, es posible que haya pasado demasiado tiempo desde su captura o que haya estado expuesta a condiciones inadecuadas de almacenamiento.
En términos de calidad, la integridad del caparazón es otro aspecto clave. Las cigalas deben presentar un caparazón limpio y sin grietas, además de colores vivos y homogéneos. También es importante que no desprendan olores fuertes o desagradables, ya que esto podría indicar un deterioro del producto.
Usos culinarios y manipulación
Las cigalas vivas son altamente apreciadas en la cocina, especialmente en la gastronomía mediterránea. Su carne se distingue por una textura suave y un sabor ligeramente dulce. Se pueden preparar de diversas maneras, siendo habituales la cocción en agua con sal, a la plancha o en guisos marineros. También son utilizadas en arroces y fideuás, donde su sabor se potencia en los caldos de cocción.
Para garantizar la mejor calidad en la preparación, es recomendable cocerlas vivas, ya que esto evita la degradación de la carne y conserva mejor su sabor. Si es necesario almacenarlas antes de su consumo, deben mantenerse en un recipiente con un paño húmedo y refrigeradas, evitando el contacto con hielo directo, ya que esto podría dañarlas.
Factores a considerar en la compra
Al adquirir cigalas vivas, es importante asegurarse de que provengan de proveedores que garanticen la frescura del producto y que cumplan con las normativas de pesca sostenible. La trazabilidad es un aspecto fundamental, ya que permite conocer el origen del producto y la fecha de captura.
Asimismo, el tamaño de las cigalas influye en su uso culinario. Los ejemplares más pequeños suelen emplearse en caldos y sopas, mientras que los más grandes se sirven como plato principal en preparaciones a la parrilla o al horno.
En conclusión, las cigalas vivas son un producto marino de alta calidad que requiere de un manejo cuidadoso para preservar su frescura y sabor. Desde su captura hasta su consumo, cada etapa del proceso influye en su calidad final, lo que hace esencial contar con proveedores de confianza que aseguren su óptima conservación.
admin –
Menudo tamaño… Parecían cigalas gigantes! jaja me sorprendieron, muy buen producto